Argentina y la creciente relevancia de la banca multilateral asiática: ¿Una oportunidad estratégica?

Introducción

En un contexto internacional signado por múltiples crisis —económicas, climáticas y geopolíticas— el rol del financiamiento internacional para el desarrollo cobra especial relevancia. La agenda de desarrollo sostenible se encuentra cada vez más rezagada, en particular a partir del impacto que dejó la pandemia mundial del COVID-19. Según el último informe de la ONU (2024) las brechas de financiamiento e inversión necesarias para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) varían entre países, pero en todos los casos resultan significativamente elevadas. Se estima que dichas brechas oscilan entre los USD 2,5 y USD 4 billones anuales, con una presión aún mayor sobre los países en desarrollo. En este escenario, resulta de interés analizar la aparición de nuevos actores financieros, entre ellos los bancos multilaterales de desarrollo asiáticos como el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (AIIB) y el Banco Asiático de Desarrollo (ADB), que plantean una reconfiguración de la arquitectura financiera internacional, aportan volumen de financiamiento y una agenda estratégica alineada con los intereses de los países prestatarios.

Argentina es un país de ingreso medio con restricciones financieras persistentes y necesidades estructurales en materia de infraestructura, energía y conectividad, pero al mismo tiempo posee un conjunto de recursos naturales estratégicos —particularmente en los sectores energético y minero— que ofrecen un alto potencial de desarrollo si se canaliza financiamiento adecuado y sostenible. Durante los últimos diez años las fluctuaciones en el PIB y la balanza externa impusieron mayores restricciones a la inversión en obras e infraestructura pública y en dicho escenario, las fuentes externas han ganado participación a través de organismos multilaterales. En este contexto, el crecimiento y vinculación a los BMD asiáticos podrían representar una oportunidad estratégica para canalizar nuevos flujos de inversión y atender las brechas de infraestructura.

El surgimiento de los BMD asiáticos

El surgimiento de bancos multilaterales de desarrollo en Asia no es un fenómeno aislado, sino que forma parte de un proceso más amplio de reconfiguración del poder económico global. El crecimiento de las economías asiáticas, en particular de China, durante las últimas dos décadas, ha generado una creciente demanda de infraestructura, integración regional y diversificación de fuentes de financiamiento que han comenzado a desafiar la centralidad del sistema multilateral tradicional, dominado por instituciones como el Banco Mundial (Koop, 2021).

En este marco, se destaca la creación del Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (AIIB) impulsado desde 2013 y finalmente fundado en 2016 con foco en financiar infraestructura sostenible en Asia y el resto del mundo. Su mandato incluye promover inversiones verdes y proyectos en sectores estratégicos como energía, transporte, desarrollo urbano y gestión del agua. Actualmente, el AIIB es el cuarto BMD más grande del mundo: cuenta con 110 miembros —que representan a más del 80 % de la población mundial—, una capitalización de USD 100.000 millones, más de 318 proyectos aprobados y aproximadamente USD 51.640 millones comprometidos al mes de junio de 2025. Además, mantiene una calificación crediticia AAA otorgada por las principales agencias internacionales.

Previamente, el principal actor multilateral en la región había sido el Banco Asiático de Desarrollo (ADB), fundado en 1966, cuyos ejes estratégicos incluyen la reducción de la pobreza, el crecimiento económico sostenible y la integración regional. Al cierre de 2024, el ADB reportaba compromisos por USD 24.300 millones con recursos propios, complementados por USD 14.900 millones en cofinanciamiento con socios institucionales. Ambos bancos, si bien con estructuras y liderazgos distintos, representan el núcleo de la banca de desarrollo multilateral asiática y la referencia en el análisis del nuevo multilateralismo financiero.

El surgimiento del AIIB en particular, debe entenderse como parte integral de la estrategia de expansión financiera global de China, enmarcada en la denominada Iniciativa de la Franja y la Ruta. Esta ambiciosa agenda busca conectar Asia, Europa, África y América Latina a través de inversiones en infraestructura física —como puertos, redes logísticas y sistemas energéticos— con el objetivo de facilitar el comercio, la movilidad de capitales y la influencia diplomática china en regiones clave. El AIIB constituye la primera institución financiera internacional diseñada y liderada por China, y su creación respondió en parte al descontento con el funcionamiento de los bancos multilaterales tradicionales, acusados de excesiva burocracia, lentitud en la toma de decisiones y una agenda insuficientemente centrada en infraestructura. No obstante, esta narrativa ha sido objeto de debate: hay quienes advierten que el banco también podría operar como un vehículo de proyección geoeconómica de los intereses del gobierno chino, más allá de sus objetivos formales de desarrollo (Koop, 2021; Rodrigues 2021).

Argentina y los BMD asiáticos: una relación incipiente

La primera participación de Argentina en la banca de desarrollo se remonta a 1956 con su incorporación al Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF) y su vínculo más reciente fue la adhesión al AIIB, aprobada formalmente en 2020 por el Congreso de la Nación, tras un proceso iniciado en 2017 durante la presidencia de Mauricio Macri. Con esta incorporación formalizada en 2021, Argentina se convirtió en país miembro no regional, habilitado para acceder a líneas de financiamiento en infraestructura por hasta USD 300 millones.

En 2023 el AIIB aprobó su primer proyecto de infraestructura en territorio argentino, destinado a financiar la construcción de un parque eólico en la provincia de Tierra del Fuego. Con un monto de USD 65 millones, el objetivo del proyecto es incrementar la capacidad de generación de energía renovable.

En Argentina el déficit en infraestructura es una problemática estructural de larga data, en 2023 el Ministerio de Obras Públicas de la Nación estimó que para cerrar todas las brechas de inversión en infraestructura al año 2030 (en búsqueda de alcanzar la Agenda de los Objetivos de Desarrollo Sostenible) se requiere invertir más de USD55 millones, siendo un 74% destinado a nueva infraestructura y un 26% a mantenimiento de obras existentes. Más crítica es la situación si se considera la paralización de la obra pública a nivel nacional de los últimos dos años. En este contexto, todo financiamiento es necesario y la banca multilateral asiática aparece como un actor relevante.

De la combinación de las carencias de Argentina y la financiación del AIIB con los excedentes de China, podría pensarse una relación mutuamente beneficiosa. Sin embargo, no debe dejar de desentenderse los desafíos que conlleva. En esa línea, Rodrigues (2021) introduce el concepto de “geoeconomía híbrida”, particularmente en referencia a la estrategia china en América del Sur. Esta noción alude al uso de instrumentos económicos que operan de forma dual, multiforme y asimétrica, generando beneficios concretos —como infraestructura y financiamiento— pero también relaciones de dependencia estructural. Según el autor, se trata de un proceso orientado a la obtención de rendimiento económico con fines geopolíticos, mediante la combinación de elementos que generan, al mismo tiempo, desarrollo y vulnerabilidad, progreso y condicionamientos, ventajas y riesgos. Lo “híbrido” reside justamente en esa simultaneidad: las acciones del Estado chino pueden beneficiar a los países receptores, pero también enfrentarlos a desafíos de autonomía, sostenibilidad y equilibrio estratégico.

Por otra parte, no debe descuidarse muchos proyectos financiados por el AIIB han sido criticados por sus impactos ambientales y sociales ya que se suelen enfocar a la infraestructura de sectores energéticos y extractivos, descuidando los efectos en el desarrollo social y económico de largo plazo (Labat, 2021).

Conclusiones

La participación incipiente de Argentina en la banca multilateral de desarrollo asiática —especialmente a través del AIIB— se configura como una oportunidad para un país con persistentes restricciones fiscales, déficit en infraestructura y marcada distancia con el cumplimiento de las metas de desarrollo sostenible. El caso del financiamiento del parque eólico en Tierra del Fuego aprobado en 2023 por el AIIB constituye una primera evidencia concreta del interés de las partes por mantener una relación.

Desde el lado argentino, la incorporación a estos espacios no solo implica acceso a nuevas fuentes de crédito, sino también la posibilidad de influir en la construcción de una gobernanza más representativa y funcional a los desafíos de la región. Desde el lado chino, consolida un esquema de inserción geoeconómica que combina cooperación con acceso a recursos naturales estratégicos.

No obstante, como advierte la literatura crítica, este vínculo debe ser gestionado con una planificación estratégica. La noción de “geoeconomía híbrida” permite comprender que las herramientas financieras utilizadas por China pueden generar beneficios reales, pero también implican riesgos de dependencia, asimetría o captura de decisiones. En este sentido, la banca asiática no debe pensarse como un reemplazo de los organismos multilaterales tradicionales, sino como un complemento dentro de una política externa diversificada y prudente. El desafío radica en aprovecharla de manera soberana, estratégica y con visión de largo plazo.

* Este artículo fue presentado en el marco del trabajo final de la materia “Financiamiento Internacional para el Desarrollo” de la Maestría en Finanzas de la UNSAM – 2025

** La autora es Licenciada en Economía (UNLP), maestranda en finanzas en la UNSAM y actualmente trabaja en la Gerencia de Monitoreo de Riesgos Macro-prudencial del BCRA.

Bibliografía                                                   

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  • Asian Development Bank. (2024). Annual Report 2024. Recuperado de https://www.adb.org
  • Ellis, E. (2021) New directions in the deepening Chinese-Argentine engagement. Global Americans.
  • Humphrey, C. (2022). Financing the Future: Multilateral Development Banks in the Changing World Order of the 21st Century. Oxford: Oxford University Press.
  • Koop, F. (2021). Explainer: Latin America and the AIIB. Diálogo Chino, 8 de enero. Recuperado de: http://bit.ly/4jFHKYx
  • Labat, C (2022). Argentina en el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura: logros y desafíos. Fundeps.
  • Labat, C (2022). Acercamientos en la relación Sino-Argentina: la incorporación al Banco Asiático de Inversión en Infraestructura y a la Iniciativa de la Franja y la Ruta. Fundeps.
  • Ministerio de Obras Públicas (2023). Brechas de inversión en infraestructura en Argentina.
  • Organización de las Naciones Unidas. (2024). Financing for Sustainable Development Report 2024: Financing for Development at a Crossroads. Nueva York: ONU. Recuperado de https://desapublications.un.org/publications/financing-sustainable-development-report-2024
  • Rodrigues, S. (2021) China´s Hybrid Geoeconomics in South America. Chinese Journal of International Review 2 (2): 205007.