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¿Por qué es importante hablar de financiamiento para el desarrollo?

El tiempo pasa y cada vez estamos más lejos de alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), así como de prevenir los efectos de los recurrentes eventos climáticos extremos. Si se mantiene la tendencia actual, se estima que para 2030 casi 600 millones de personas seguirán viviendo en situación de pobreza extrema, de los cuales más de la mitad serán mujeres (ONU, 2024).

Para revertir esta tendencia, se necesitan inversiones anuales de una escala sin precedentes en un mundo con cada vez más tensiones geopolíticas, desastres climáticos y aumento del costo de vida que provocan que miles de millones de personas se priven del progreso material, en salud, en educación y en otros aspectos del desarrollo sostenible. De acuerdo al último informe de la ONU sobre financiamiento para el desarrollo, el déficit de dicho financiamiento se estima en USD 4,2 billones anuales, muy por encima de los USD 2,5 billones que se necesitaban antes de la pandemia del COVID-19. No obstante, estas cifras son ínfimas en comparación a los costos de la inacción: sólo en materia de cambio climático, en un escenario sin cambios hasta 2050 –business as usual-, los costos económicos y sociales serán casi cinco veces superiores al financiamiento climático necesario para limitar el aumento de la temperatura global a 1,5° C.  

Frente a este escenario, los países en desarrollo se encuentran ante severas restricciones fiscales y una carga de la deuda que agrava la situación descripta. Se calcula que para el período 2023-2025, los servicios de deuda de este conjunto de países ascenderán a USD 40.000 millones anuales, lo que supone más del 50% de aumento respecto a los USD 26.000 millones del 2022. Esto restringe aún más el espacio fiscal que tienen los países más pobres, los cuales destinan ahora el 12% de sus ingresos al pago de intereses de la deuda, cuatro veces más que hace una década. Aproximadamente el 40% de la población mundial vive en países donde los gobiernos gastan más en el pago de intereses que en educación o salud (ONU, 2024).

Por tanto, el financiamiento para el desarrollo es un asunto de extrema importancia en la agenda del sistema internacional. En los últimos 30 años se ha ido consolidando como tal, especialmente con la adopción de la Agenda Addis Abeba en 2015, donde se materializó un marco analítico para monitorear los acuerdos y compromisos de canalización de recursos nacionales e internacionales, así como públicos y privados, para la promoción del desarrollo sostenible.

Hoy la agenda la atraviesan una gran variedad de temas tales como la reforma de la arquitectura financiera internacional, el alivio de la deuda y el acceso a nuevos mercados por parte de los países en desarrollo, los impuestos a los super ricos, los entornos institucionales propicios para la promoción de la inversión privada en mercados emergentes y economías en desarrollo, entre otros. No obstante, vale la pena destacar el rol y el potencial de los Bancos Multilaterales de Desarrollo (BMD) en este debate.

Los BMD son instituciones financieras cooperativas, creadas por y para los Estados miembros con el propósito de financiar proyectos de largo plazo. Son herramientas claves de política pública que permiten a los diferentes países cooperar entre sí para canalizar recursos a proyectos críticos para la sostenibilidad social, económica y ambiental. Su importancia radica en cuatro funciones esenciales: (i) proveen financiamiento anticíclico, especialmente en apoyo de la inversión; (ii) respaldan las estrategias nacionales de desarrollo de más largo plazo; (iii) movilizan mayores recursos, a través de apalancamientos y combinaciones de préstamos y subvenciones; (iv) financian la provisión de bienes públicos (Culpeper et al, 2015).

Desde Bretton Woods a esta parte, estos organismos han crecido y se han consolidado: cerca de 30 bancos multilaterales operan alrededor del mundo y sus desembolsos anuales pasaron de USD 30.000 millones en 2000 a USD 96.000 millones en 2022. Hoy en día se encuentran en una posición única para liderar y acelerar las inversiones en desarrollo sostenible, ya que -como lo señala Humphrey (2022)- tienen capacidad financiera suficiente para posibilitar el despliegue de grandes infraestructuras tanto del sector público como privado; tienen capacidad técnica y relaciones políticas con los gobiernos de países en desarrollo para ayudarlos a diseñar estrategias plurianuales y marcos regulatorios para operar esas infraestructuras; y tienen una institucionalidad internacional que les permiten coordinar acciones con donantes bilaterales e inversores privados.

Aumentar los recursos de los BMD se ha convertido en una prioridad clave para la comunidad internacional.Sin embargo, los países no-prestatarios se resisten a nuevos aportes de capitaly, en cambio, promueven una serie de reformas para ampliar la capacidad financiera de los BMD. Adecuación del capital, mecanismos innovadores para movilizar más capital privado, acción conjunta en materia de cambio climático, canalización de los Derechos Especiales de Giro, mejora de la efectividad del desarrollo, son algunas de las iniciativas que han aparecido -por citar algunas- en la última reunión de líderes de BMD el 20 de abril pasado, y que seguramente moldeará la discusión en los próximos meses.

La celebración de la Cuarta Conferencia Internacional sobre Financiamiento para el Desarrollo, en junio de 2025 en Sevilla (España), será una nueva oportunidad para que los países y organismos internacionales puedan acordar una nueva hoja de ruta para reducir el déficit de financiamiento para el desarrollo mencionado al principio. Si se desaprovecha esta oportunidad, será muy difícil que podamos corregir el inevitable rumbo a 2030 en el que nos encontramos.

Bibligrafía

  • Culpeper, R.; Griffith-Jones, S. & Titelman, D., 2015. “Bancos Multilaterales de Desarrollo” en Gobernanza Global y Desarrollo, Ed. Siglo Veintinuo.
  • Humphrey, C. 2022. Financing the future. Multilateral developments Banks in the changing world order of the 21st century. Oxford University Press.
  • United Nations, Inter-agency Task Force on Financing for Development, 2024. Financing for Sustainable Development Report 2024: Financing for Development at a Crossroads. (New York: United Nations, 2024). Disponible: https://developmentfinance.un.org/fsdr2024